En Ocejo las fiestas patronales se celebran el 16 y el 17 de agosto y son en honor de San Roque. Ahora mismo ya no son como hace años, aunque en el pueblo intentan que no se pierda la costumbre.
Ya desde el día 15 de agosto la gente estaba de celebración. Después de la misa, los mozos del pueblo invitaban a todo el mundo a sangría, y después venía el torneo de bolos. Se reunían todos los que vivían fuera, en otras ciudades (Bilbao, Madrid, Barcelona, León...) y el pueblo era un hervidero de gente para lo que solía ser usual a lo largo del año. Se podía decir que el buen ambiente reinaba en general.
Lo que recuerdo con más cariño era la preparación de la fiesta. Se encargaban de organizarlas algunos de los mozos del pueblo, y todos estábamos deseando leer el cartel anunciando lo que habían preparado. Los bolos no faltaban nunca, por supuesto, ni los juegos infantiles... Algunos años incluso se organizaban maratones para aficionados, tanto para adultos como para niños y venía gente de fuera del pueblo a competir... No puedo olvidarme del concurso de tortillas, ni de las carreras de sacos o el juego de las sillas, ni tampoco del concurso de disfraces, todo era muy divertido...
Y por la noche, la verbena... Lo mejor era decidir qué grupo era el que iba a "actuar" cada año, aunque por decisión casi unánime, la mayor parte de los años, los encargados de amenizar el baile eran "Los Trocamayas". En la comarca ya los conocían, cualquiera que fuera asiduo a las fiestas de Ocejo sabía quién iba a amenizar nuestras verbenas, por eso yo no voy a desvelar nada nuevo.
Después de la verbena, un día venía la sopa de ajos para entrar en calor, porque en Ocejo en agosto se puede llegar a pasar bastante frío si no vas abrigado... Y al día siguiente tocaba chocolatada...
Puede que no pudiéramos competir con las fiestas de otros pueblos en lo referente a medios materiales y a dinero, pero en ganas no nos ganaba nadie. Ahora, como ya he dicho, algunos luchan por que no se pierda esta tradición, aunque lamentablemente cada día se lo ponen más difícil.
Ya desde el día 15 de agosto la gente estaba de celebración. Después de la misa, los mozos del pueblo invitaban a todo el mundo a sangría, y después venía el torneo de bolos. Se reunían todos los que vivían fuera, en otras ciudades (Bilbao, Madrid, Barcelona, León...) y el pueblo era un hervidero de gente para lo que solía ser usual a lo largo del año. Se podía decir que el buen ambiente reinaba en general.
Lo que recuerdo con más cariño era la preparación de la fiesta. Se encargaban de organizarlas algunos de los mozos del pueblo, y todos estábamos deseando leer el cartel anunciando lo que habían preparado. Los bolos no faltaban nunca, por supuesto, ni los juegos infantiles... Algunos años incluso se organizaban maratones para aficionados, tanto para adultos como para niños y venía gente de fuera del pueblo a competir... No puedo olvidarme del concurso de tortillas, ni de las carreras de sacos o el juego de las sillas, ni tampoco del concurso de disfraces, todo era muy divertido...
Y por la noche, la verbena... Lo mejor era decidir qué grupo era el que iba a "actuar" cada año, aunque por decisión casi unánime, la mayor parte de los años, los encargados de amenizar el baile eran "Los Trocamayas". En la comarca ya los conocían, cualquiera que fuera asiduo a las fiestas de Ocejo sabía quién iba a amenizar nuestras verbenas, por eso yo no voy a desvelar nada nuevo.
Después de la verbena, un día venía la sopa de ajos para entrar en calor, porque en Ocejo en agosto se puede llegar a pasar bastante frío si no vas abrigado... Y al día siguiente tocaba chocolatada...
Puede que no pudiéramos competir con las fiestas de otros pueblos en lo referente a medios materiales y a dinero, pero en ganas no nos ganaba nadie. Ahora, como ya he dicho, algunos luchan por que no se pierda esta tradición, aunque lamentablemente cada día se lo ponen más difícil.
2 comentarios:
Tengo muchas ganas de conocer mejor
el pueblo de mi padre Conrado J.Escanciano,estuve de muy pequeño
pero ya casi no lo recuerdo y ahora
al leer estas cosas que escribes,me traes buenos recuerdos de lo que me cuenta mi padre.
Un abrazo de tu pariente de Pamplona seguramente.
Si piensas ir a Ocejo, te recomiendo que vayas en primavera o verano, que está más bonito, aunque la verdad es que cuando nieva parece un sitio de cuento... Y tiene cada ruta para andar... Bueno, qué voy a decir yo... Un saludo Conrado...
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